LOS DIOSES DE CARNE Y EL PADRE DE JESUS

Resumen

-- Este ensayo explora cómo nuestras experiencias afectivas primordiales, especialmente con nuestros padres, moldean profundamente nuestra imagen de Dios y nuestra capacidad de fe. El autor argumenta que nuestros "primeros dioses" son nuestros padres, y las relaciones con ellos siembran tanto la semilla de la fe auténtica como el riesgo de la idolatría al proyectar nuestras fantasías y carencias infantiles sobre Dios. La maduración en la fe, entonces, implica un discernimiento crítico para desmantelar estas imágenes ilusorias y llegar a la verdadera revelación del Padre de Jesús, que es un Dios "totalmente otro", no una mera extensión de nuestros deseos insatisfechos o de las figuras parentales idealizadas. El texto también contrasta esta comprensión con las "nuevas religiosidades" que, según el autor, a menudo perpetúan un narcisismo ilimitado y una fusión infantil con la divinidad, en lugar de un encuentro auténtico con un Dios trascendente.